¿Te sientes víctima del destino?
En la sabiduría oriental, encontramos proverbios y enseñanzas que, gracias a su profundidad, han perdurado a lo largo del tiempo. “El cielo no cierra completamente el camino a los hombres” es uno de esos proverbios chinos que, a pesar de su aparente sencillez, encierra una gran riqueza conceptual relacionada con la evolución eterna. Sin embargo, en diversos momentos de la vida, es posible que sientas que todas las puertas se han cerrado y que ese camino que aparentemente está abierto, en realidad está bloqueado. ¿No es así?
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La relación de este proverbio con el I Ching
La idea de que el cielo, o el destino, nunca bloquea por completo el camino de alguien, encarna el espíritu de resiliencia y adaptabilidad que el I Ching promueve. En esencia, el maestro sugiere que, aunque enfrentemos desafíos y obstáculos, siempre hay un flujo constante de energía y posibilidades a nuestro alrededor, disponible para aquellos que saben interpretar su camino. Con lo anterior quiero decir, que siempre hay posibilidad de virar el destino. Pero se tiene que tener plena consciencia de lo que se desea.
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La tierra bajo tus pies y el cielo que contemplas al levantar la mirada no son más que una pequeña porción de la creación.
Comprender esto es acercarse a la verdad primordial que rige sobre todas las cosas.
Cielo y tierra dan forma al mundo en el que estamos teniendo nuestra experiencia humana. Entenderlos y vivir de acuerdo a sus ritmos es la clave para alcanzar una longevidad reluciente.
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El observador es capaz de reconocer cómo lo que sucede en el cielo afecta la tierra y, en consecuencia, a todos los que la habitamos.
Es por esto que en muchas culturas la bóveda celeste es el límite, el lugar que ocupan los cuerpos planetarios o dioses que gobiernan el mundo.
Cierto es que la tierra está regida por el cielo. Al estar nosotros condicionados por el entorno que habitamos, entonces lo celestial es por mucho algo superior. Y sí que lo es, pero no es el límite.
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La Grandeza del Tao
El Tao, a menudo traducido como «el camino» o «la senda», es un concepto filosófico que encuentra sus raíces en el taoísmo, una de las tradiciones espirituales más antiguas de China. El Tao representa la esencia fundamental que subyace a toda la realidad, el origen y el fin de todo lo que existe. De acuerdo con la tradición, el Tao es indefinible por sí mismo, porque trasciende el lenguaje y la comprensión humana. Sin embargo, podemos aproximarnos a su esencia a través de la observación de la naturaleza y de nosotros mismos.
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El tao gobierna al cielo.
Y como seres humanos tenemos acceso al Tao, principio y fin de todas las cosas. Podemos incluso fundirnos con él, logrando gobernar de acuerdo a su ley, lo que está arriba y abajo de nosotros mismos.
Esa es la senda del sabio. Actúa en fusión con el tao, ley de leyes, y es así como gobierna sobre la tierra, los hombres y el cielo.
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Recuerda que los breves aportes del I Ching que compartimos en Sol de Jade son solo la superficie de lo que implica iniciar el camino bajo la sabia guía de nuestro maestro, el I Ching.